Hamilton y sus Jardínes.

Hamilton y sus Jardínes.

Sonó el despertador y enseguida arriba. Hoy teníamos que ordenar, guardar todo y cocinar algunas cositas, porque a las 9 teníamos que irnos del Airbnb de Auckland e ir en busca del auto que íbamos a alquilar.

Nos bañamos, Fran cocinó, yo guardé todo, ordené un poco el lugar y desayunamos. Mala mía que decidí bajarme el yogur vegano que habíamos comprado con 3tres manzanas. Después tuve que hacer unos minutos de reposo en la cama porque me dolía la panza. Gracias a mi mala decisión alimenticia perdimos dos colectivos. Por suerte pasan cada 15 minutos, aunque sea domingo.

Cuando nos bajamos del colectivo, tuvimos que ir caminando unas 15 cuadras hasta el local de alquiler de autos llamado “Budget”. En estos momentos agradezco nuestra decisión de haber traído solo una mochila y no tener que estar arrastrando nada o cargando más de una cosa.

Una vez que alquilamos el auto Fran fue el conductor designado para emprender el viaje. Cuando me senté en el lado del acompañante fue todo muy raro. Estar en el lugar del conductor pero en realidad no tener manubrio ni pedales es desconcertante. No te cuento lo que debe ser manejar al revés, esta vez no me tocó vivirlo, ya voy a tener mi momento de panic attack. Hoy fue el turno de Fran, tenía una cara de terror que lo vendía. En un momento me dijo que los pedales estaban al revés. Ahí me despedí de toda mi familia, ya nos veía estrolados en la ruta jajajaj. Igual lo de los pedales fue una confusión mental del Señor Francisco Froken, eso es lo único que tienen como nosotros.

Salimos a la calle y, un par de frenadas violentas después, todo fue normalmente. En el camino me empezó a doler la panza otra vez y no se me fue hasta que llegamos al Airbnb de Hamilton (nuestra próxima parada por dos días).
Todos mis dolores desaparecieron cuando nos vino a saludar la perrita de la familia. Es hermosa, viejita y cariñosa.

Este Airbnb es hermoso.
La habitación está armada en el garage que es independiente de la casa. Tenemos baño privado, una heladerita y una pileta para lavar las cosas. En la heladera hay bagels, manteca, leche, mermelada, gaseosa y otras cositas más para nosotros. Aunque no podamos comer nada de todo esto, es muy linda la atención.

La habitación tiene una linda mesa con una pava eléctrica, una tostadora, utensilios y diferentes infusiones que quieras tomar.

Lo único que no tiene este Airbnb es cocina (ya sabiendo esto, Fran cocinó arroz y compramos para hacernos sanguchitos).

La familia tiene dos gatitas muy bonitas. La pelirroja se llama Amber y, como nos dijo Leanne (la dueña de la casa), está un poco loca pero te da cariño a su manera y en el momento que ella considere adecuado. Después esta Willow, que es la gatita manchada gris y naranja, que es más cariñosa pero tímida. Y por último está Sasha, la perrita viejita, que solo quiere que la acaricies 24/7.

Amber

Willow

Sasha

Después de acomodarnos decidimos descansar un poco y tomar unos tecitos.

Decidimos ir caminando hasta los “Jardines de Hamilton”. Nos gusta más caminar que ir en auto porque es una forma de conocer más el barrio.

Parque que quedaba a una cuadra de la casa.

Centro de exposiciones, conciertos y conferencias.

Los Blockbusters siguen vivos y están en Nueva Zelanda!

Lo malo fue que llegamos medio tarde y algunas cosas estaban cerradas. Pero como es tan grande pudimos visitar un montón de cosas. Todo el predio está muy bien armado con puentecitos, plantas, flores, pequeños arroyos, lagos y cascaditas.

Mención especial a la súper talla representando a los jardines de Hamilton, hecho por dos artistas Neo Zelandeses.

Luego de una pequeña caminata llegamos a los jardines temáticos. Leímos que la idea es representar jardines que cuenten historias de diferentes eras y culturas. Hay muchos que todavía se están armando y que no pudimos ver como el “Surrealista” y el “Pintoresco”.

La cosa era así, primero entrabas como a una plaza donde tenés diferentes arcadas a los diferentes jardines.

Nosotros decidimos empezar por la “Colección de Jardín Fantásticos”. Esta es una colección de jardines que representa los distintos tipos de jardines fantásticos que influenciaron los jardines de distintas culturas.

Apenas entramos vimos el “Jardín tropical”. Un uso común de jardines fantásticos incluye el uso de plantas de regiones de distinto clima. Como en este jardín que se utilizaron plantas tropicales en el clima templado de Waikato (la región donde se encuentra Hamilton).

Saliendo del tropical entrabas a un lugar intermedio de entre los jardines fantásticos donde se encontraba una estatua de “Alicia en el país de las maravillas”.

El último de esta colección, que vimos, fue el “Jardín Tudor”. Este jardín era una interpretación de la era renacentista inglesa, decorado por bestias fantásticas muy populares en la era del 16.

Luego seguía la “colección de jardines productivos”. Esta colección representaba los diferentes aspectos de la relación entre las personas y las plantas.

El primero que vimos fue el “jardín de hierbas“. Este jardín muestra hierbas medicinales, aromáticas, culinarias y cosméticas distribuidas en cuatro secciones. La verdad es que no saque muchas fotos, estaba muy atrapada mirando las diferentes plantas de cada sección así que si quieren ver más paso el link aquí.

El siguiente era el “Jardín culinario“. Apenas entrabas veías un espantapájaros hecho de algún metal. Estaba cuidando los diferentes vegetales que había a lo largo y ancho de todo este jardín. También había una casita muy simpática simulando ser un cuartito donde ser guardaban todas las cosas de jardinería.

Seguimos con el “jardín sustentable“. Su temática es trabajar junto a la naturaleza, no ir en contra de ella. Esto quiere decir que todo se utiliza y se aprovecha, no hay desperdicios. Un jardín permacultural  lleva poco mantenimiento porque la idea es dejar que las plantas cumplan su ciclo, sin poda, ni rocío de ningún agroquímico. Las plantas trabajan entre ellas para desarrollarse de la mejor manera posible. Esta es mi pobre explicación de permacultura el tema es muy complejo e interesante. En fin, en este jardín había composteras, elementos y muebles hechos con adobe, galerías de madera, una gallinita en una jaula muy pequeña (no muy permacultural, je) y muchas otras cosas.

Continuamos y nos encontramos con el “Jardín  Māori Te Parapara“. Este tenía algunas cosas de las que vimos en el museo. Había figuras talladas en madera representando a los dioses que ayudaban y protegían a la futura cosecha. En el medio, en forma elevada, tenían una construcción para almacenar kumaras (un estilo de batata Māori). Abajo y todo alrededor de esta se hallaban las plantaciones. Al costado en una construcción mucho más pequeña almacenaban los tubérculos para plantar en el próximo ciclo. Fran leyó que cuando los Māories vinieron a la isla trajeron con ellos la kumara, pero en Nueva Zelanda no sacan semilla y por lo tanto tenían que guardar una parte de la cosecha para la siguiente plantación.

Casa donde se guardaba la cosecha de adelante.

Casa donde se guardaba la cosecha de atrás. Alrededor se ven los brotes de kumara.

Lugar donde almacenaban los tubérculos, para la próxima cosecha.

Lamentablemente se nos estaba haciendo de noche y, como vinimos a pata y el camino de vuelta era bastante largo, emprendimos el regreso. Una pena porque nos faltaban bastantes jardines por recorrer. Esperábamos poder volver.

Caminamos a las chapas. Mis ojotas me jugaron una mala pasada y me hicieron tropezar, pero no me caí. Como dice el dicho. (Fran Pregunta: Qué dicho?!?! Aldi responde: “El que se tropieza pero no se cae es más fuerte, o algo así”).

Llegamos, nos preparamos los sangüches y luego de comer a dormir!

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