Rotorua: Cultura maorí, géisers, barros termales y lagos de colores en Te Puia.

Rotorua: Cultura maorí, géisers, barros termales y lagos de colores en Te Puia.

Hoy empezamos el día un poco con el pie izquierdo.

Dormimos no muy bien y pasamos mucho frío. Nos costó bastante arrancar.

Mientras yo escribía, Fran cocinó algo para almorzar y luego salir.

Después me contó que fue un bajón cocinar porque estaba todo medio sucio. Pero igual se las ingenió para hacer una comida re rica. Nos da un poco de bronca porque está siendo el Airbnb más caro hasta la fecha y el señor es muy simpático, pero la casa es medio un desastre. Es súper estricto con todo, cosa que está perfecto, pero después siempre hay platos y ollas sucias en la cocina, en la sala de estar hay libros desparramados por los sillones y toda la mesa (la biblia, horror). Lo peor de todo es que no quiere verte con zapatos de la calle dentro de la casa. Gracias que nos trajimos las ojotas porque en el baño se me quedan los pies pegados al piso. Sí, ugh.

Una vez comidos, salimos a la atracción del día.

Hoy fuimos a Te Puia, un parque que abarca diferentes intereses y atracciones de Rotorua. Tiene géisers, piletas de barro (que están en constante ebullición), lagos, construcciones Maoríes y una escuela de talla Maorí donde podes entrar a ver cómo tallan.

Hicimos el paseo guiado que era gratis junto con la entrada. Como todavía faltaban unos minutos para que empiece dimos unas vueltas por ahí.

Barco de guerra

 

Esta es una casa de almacenamiento elevada, donde se ponía todos los elementos de importacia para la tribu

Empezó con una explicación de cómo se llamaba en realidad la zona de Te Puia: “Te Whakarewarewatangaoteopetauaawahiao” (full stop). Lo pronunció perfectamente con una cara bien de enojado, así bien Maorí. Luego pasó a explicarnos unas cuantas cosas, entre ellas que el alfabeto Maorí solo tiene 15 letras de nuestro alfabeto. Debe ser por eso que tienen tanta repetición de letras en sus palabras.

Nuestr0 guía desenfocado, con unas tallas a sus costados de los diferentes dioses a los que veneran.

Era largo no?

Primero pasamos por la escuela de talla. Nos explicaron que solamente podían ir a estudiar hombres, de entre 20 y 35 años, que tuvieran descendencia Maorí. Malísimo y muy retrógrado. No puede ser que en este siglo mujeres maoríes no puedan elegir estudiar el arte de la talla si tienen ganas, no puede ser que todavía, para demasiadas personas en este mundo, sigamos siendo maquinas de dar a luz y de crianza. Estas dos tareas son hermosas solo si une las elige. Seguramente debe ser hermoso ser medico pero muchos no nacimos para eso, lamento informar que tener hijos y dedicar tiempo a la crianza de ellos es un trabajo que hay muches que no quieren en su vida y está bien.

También tienen una escuela donde esculpen diferentes piedras y huesos, como el jade o los dientes de ballena.

Figuras Maoríes de Jade

Observen como arriba del torno tiene algo azul, esto es una esponja mojada que continuamente tira gotas de agua, ya que para tornear estos elementos (jade) se necesita que estén húmedos (Tengo que decir que es muy parecido a las máquinas que usaba cuando tenía que tornear vidrios en vitro).

Gubias y prensas para el tallado en madera

Sala de talla, llena de hombres.

Mucha de la talla Maorí está inspirada en patrones de la naturaleza que se encuentran en Nueva Zelanda. Es por eso que muchos de estos patrones son tan únicos y característicos ya que se basaron en cosas que solo estaban en este país.

 

Lo que sí pueden hacer tanto mujeres como hombres son los tejidos con fibras naturales. Estuvo buenísima la demostración que nos hicieron. Vimos como iban pelando la hoja de una planta (lino neozelandés o formio) para sacarle las fibras y de ahí como lo iban tejiendo con las manos para luego hacer ropa, bolsos, redes, accesorios, etc. Luego pasamos a la parte donde tienen expuestas muchas de las cosas que salen en este taller.

En la mesas se ven las hojas verdes del lino.  La señora de remera gris está separando con sus manos las fibras de la hoja. En la izquierda de la foto se ven colgando las fibras.

Seguimos a la sala de tatuajes, donde una chica se estaba tatuando. Nos explicaron que los tatuajes Maoríes no eran como los de ahora que uno elige una forma y se la tatúa. Es un poco más complejo, la persona va a hablar con el tatuador y este analiza la descendencia del interesado y de ahí nacen como tatuajes únicos y personales para cada Maorí.

Pobre chica, de repente se vio fotografiada por como 20 turistas.

Es increíble lo fuerte que son las raíces para estas personas. Al igual que en las cuevas de Waitomo, la mayoría de los trabajadores del lugar son de descendencia Maorí. Las charlas las hacen contando muy apasionadamente cómo eran sus raíces y antepasados y cómo se vive hoy en Nueva Zelanda. Si bien son minoría, y muchos de ellos tienen un nivel económico bajo, la parte cultural la tienen bien arraigada. Supongo que esto debe suceder con los pueblos originarios de todo el mundo, lo que pasa que nunca tuve el placer de poder conocer y saber tanto de ellos.

Algo negativo que me hacen sentir todas estas cosas que estamos aprendiendo de los maoríes es que les cuesta avanzar. Si bien me parece algo muy bueno que tengan presentes quienes son y de donde vienen, hay ciertas cosas que fueron de esa manera en esa época porque no había otra forma de ser. Ya sea por recursos, longevidad, poder sobrevivir, etc. Hoy en día muchas cosas cambiaron para bien y hay un gran rechazo a progresar. Pero bueno, eso nos sucede en general a todos con los más mínimos cambios, no me imagino lo que debe ser pertenecer a un sector minoritario que cada día se ve más amenazado por el avance de la modernidad y globalización.

El próximo lugar que visitamos fueron los géiseres y las piletas de barro.

Los géisers se encuentran entre unas piletas de aguas termales de color turquesa, esto se debe al alto nivel de cobalto que tiene el agua. Las aguas de estas piletas rondan los 30 y 50 grados centígrados de temperatura y son altamente alcalinas. Los geisers que se encuentran al rededor ebullicionan cada 20 minutos más o menos y están como 10 minutos tirando agua. Recuerdo que el de Islandia era muy diferente, aparte de ser gigante, estaba solo unos segundos tirando agua.

Observando el “Blueys Pool”.

Fran quedándose totalmente ciego por el reflejo 

“Por favor no sentarse en las barras”

Infringiendo las normas porque somos rebeldes porque el mundo nos hizo así 

Enfrente de los géisers había unas rocas en las cuales te podías ir a sentar y se te calentaba el que te dije. Estas rocas están siempre calientes por la actividad geotérmica que hay debajo de ellas. El calor las calienta y es por ello que te sientes a la hora que te sientes están calentitas listas para darte abrigo.

Turistas Alert! 

Las piletas termales de barro tradicionalmente se utilizaban para tratar cortes y quemaduras. Actualmente se siguen utilizando para curar y rejuvenecer la piel y para tratar la artritis y el reumatismo. Todo gracias a los minerales que posee. También nos contaron que es el mismo barro que se utilizaba para hacer cerámica china.

También tenían un lugar cerrado tipo acuario donde pudimos entrar a ver los kiwis (los animales) pero esto no me gusto para nada. Tienen todo cerrado y con una luz mínima porque son animales nocturnos. entonces de día cuando hay visitantes le apagan todo para que salgan a caminar por el lugar y de noche cuando no hay nadie prenden todas las luces para simular el día y que se vayan a dormir.

Igual ni los pudimos ver porque estaban acurrucados en sus cajitas, sin ánimos de salir. Muy triste toda la situación.

Cuando terminamos la visita guiada nos fuimos a sentar otro rato a las rocas calientes.

Media hora antes que nos tengamos que ir nos levantamos y fuimos a terminar de recorrer el lugar.

Fuimos por caminitos donde el guía no llegó. Entre otras cosas vimos otras piletas de barro y un lago bien azul llamado “Hatupatu”. Decía que este lago era donde se iban a bañar sus ancestros después de una guerra para ayudar a sanar la heridas de guerra. El nivel de acidez de este lago ronda casi el mismo nivel de acidez que tiene la batería de auto. A pesar de esto es bastante común ver a aves o patos dentro de estas aguas (muertos, jajaj no mentira, ese dato lo agregué yo).

Barros termales

Caminos a través de piedras

Caminos de grava

Otras piletas de barro

Verde, por todos lados verde

Más barros termales. Quién quiere hacer sesión de belleza ahí adentro levante la mano.

Puente que pasa sobre el lago “Hatupatu”, cuyo nivel de acidez es igual que el de la batería de un auto.

El de la fotito supuestamente es Hatupatu, uno de los primeros en explorar y recorrer la zona. Él descubrió este lago.

“Hatupatu”

Por qué esa cara de confundidos!? A quién vimos? Hatupatu reencarnado? 😛

Ahora sí, clin carna.

Caminando, casi corriendo terminamos de dar la vuelta y nos dirigimos derecho a la salida. Ya era la hora de cierre y no nos queríamos quedar ahí adentro.

Una vez en el auto fuimos a comprar un par de cosas que nos faltaban para hacer una pizza en casa.

Por suerte comimos tranquilos y nos fuimos a dormir temprano.

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