Auckland, sintiendo el cambio de horario.

Auckland, sintiendo el cambio de horario.

El paisaje que se ve desde el avión cuando estas llegando a Auckland es hermoso. Creo que es el mejor paisaje que vimos hasta ahora desde el aire (bueno la cordillera de Los Andes en chile e Islandia también le hacen competencia tengo que decir).

Bajamos del avión y si bien fue medio malísimo lo del retraso del vuelo a nosotros un poquito bien nos vino porque en vez de llegar a las 5 de la mañana llegamos a las 9. Igual salimos tranquilos ya admirando el paisaje que se ve por las ventanas y el arte que había en los diferentes lugares del aeropuerto, muy hermoso por cierto.

Tenían un lugar donde se podía rellenar tu botella de agua así que lo hicimos, súper contentos con nuestra botella llena de agua fresca nos fuimos a enfrentar migraciones y aplicar para la visa.
En Nueva Zelanda aplicás a la visa una vez que llegas al país. Obviamente tenés que mirar por internet y fijarte qué requisitos son esenciales, por ejemplo, tener un pasaje de salida del país.

Pasamos migraciones súper tranquilo y rapidísimo y nos dirigimos a seguridad biológica, donde tenes que declarar si entrás comida, semillas, animales o algo del estilo al país. Como no teníamos nada de eso (toda la comida que traíamos nos la bajamos en el avión) pasamos al toque. Algo gracioso fue que el de seguridad nos dijo dos cosas cuando nos vio con solo una mochila cada uno. La primera fue, “sólo esto tienen? Que bueno viajan ligero!” Y la otra es que nos pregunto si traíamos yerba mate. Ya nos tienen re calados a los Argentinos 😛

Salimos y, como ya habíamos sacado el boleto del bus que nos llevaba a la ciudad de Auckland, solo nos pusimos en la cola.
Súper contentos íbamos admirando todo. A Fran le pareció súper parecido todo a Seattle, y es verdad. Las casas y el tipo de vegetación, por lo menos en el tramo del aeropuerto a la ciudad, es muy similar.
Atrás nuestro se nos sentaron dos chicas tmb latinoamericanas ( creo que Una era argentina) que venían a trabajar.

Llegamos a la parada y apenas nos bajamos nos chocamos con un negocio de Macpac (venden todas cosas de camping), con descuentos. Esto es una señal? Entramos chusmeamos un poco y después seguimos.

Nuestro plan después de bajarnos del bus del aeropuerto era ir caminando hasta un restaurant llamado “Little Bird Organics” a comer algo, volver caminando a la parada de colectivos y de ahí tomarnos el colectivo correspondiente a la casa.

No contamos con que íbamos a estar muertos del vuelo y si bien solo teníamos una mochila, entre el peso, que dormimos poco en el avión y el cambio de horario, le tuvimos que poner garra, Jejje. Fueron 30 minutos de caminata y la mitad de esta en subida.

Llegamos tipo 12 y media del mediodía al restaurant, nos ubicaron en una mesa, dejamos las mochis, tomamos agua y pedimos la comida. Recargamos energías a full. No saqué fotos porque creo que estaba súper hambrienta y cansada, pero era todo muy rico, libre de gluten y vegano. Lo mejor de todo fue la tarta tipo pumpkin pie que pedimos y el batido con helado! No les puedo explicar como lo disfrute jejeje.

Como nuevos (bueno o casi) nos compramos unas trufas de frutilla y coco y de maracuyá y coco, para ir comiendo en el camino, y arrancamos nuevamente.
Fuimos caminando hacia la parada de colec que habrá sido otra media hora pero cómo está vez era en bajada y estábamos con la barrita de energía más llena no se hizo tan largo.

Subimos al bus y unos 15, 20 minutitos después nos bajamos y estábamos en la puerta de la casa de Airbnb que alquilamos. La casa está en frente del mar y la zona es hermosa, tiene playitas y centro comerciales súper cerca.

Obviamente entramos, dejamos los bolsos y ordenamos todo. Hablamos con nuestra familia, aunque ya era súper tarde allá y acá solo eran las 4 pm.

Nos propusimos hacer cosas para no quedarnos dormidos tan temprano y después despertarnos a las 12 de la noche como nuevos para empezar un nuevo día, jajajaa. Así que fuimos a caminar por la costa donde hay todo un paseo para que la gente camine, vaya en bici, skate o monopatín. También en diferentes puntos hay playitas  a las que se pueden bajar y llegar hasta el mar, muy hermoso la verdad.

Fuimos por este camino hasta el centro comercial más cercano, que estaría a unas 15 cuadras. Entramos a la biblioteca de la zona, después fuimos a un súpermercadito donde compramos unas cositas para las próximas comidas y a una verdulería para comprar la fruta de todas las mañanas.

Una vez que teníamos todo emprendimos el camino devuelta. Nos dimos cuenta como casi todas las casas parecen vidrieras de negocios. Todo los frentes son vidreados y dan a la playa que tienen justo cruzando la calle. Al principio realmente pensé que eran negocios de decoración, pero no! Solo es la gente que vive su vida súper tranquila sin dramas de rejas ni cohibiciones que los estén mirando, jejje.
Una vez en la casa cocinamos ( va o cocino la mayoría Fran, porque los últimos minutos yo de repente me encontré durmiendo en la cama) comimos, y nos acostamos tipo 8, muertos de cansancio. Fran puso una meditación que yo solo escuché el “bienvenido” porque me dormi al toque.Jajaja

Fue un muy buen día por más que nos costó por lo cansados que estábamos, lo pudimos disfrutar, fue un buen comienzo en este viaje tan lindo que vamos a hacer!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.