Whangarei, Mermaid Pool y Whale Bay

Whangarei, Mermaid Pool y Whale Bay

Voy a dar comienzo este blog contando que en la madrugada de este día (tipo 3 am) escuché a los kiwis cantar. Me acuerdo que me levanté y abrí la cortina para ver si veía a alguno. Entre que estaba todo oscurísimo y yo media dormida, no veía nada. Así que decidí hacer la cosa más creepy de este viaje (según Fran). Me paré y me puse entre la cortina y la ventana mirando hacia afuera. Me habré quedado unos 5 minutos viendo si algo se movía pero en eso pensé “si me llega a ver alguien en esta posición es posible que me dispare”. Una mina, toda despeinada, a mitad de la noche, parada en la ventana, mirando para afuera… nunca puede salir algo bueno de eso. Así que me volví a acostar para no traumar a nadie (incluyendo a los pobres kiwis :P).

Aunque no vi ningún kiwi estoy contenta que los escuché. Es muy raro el sonido que hacen, aquí se los dejo para que lo puedan escuchar si tienen ganas.

Nos despertamos bien tempranito y le conté a Fran de mi escena terrorífica en la ventana. Después de reírnos un poco me dijo que él no había escuchado nada.

Julie nos preparó un desayuno con todo. Tostadas, mermeladas caseras, mantequilla de maní casera, frutas, tes, café. Fran se sirvió un poco de todo y yo me comí muchos kiwis, unas bananas y manzanas. LO DELICIOSO QUE SON LOS KIWIS ACÁ! Todos los que agarré riquísimos y super dulces. Envídiame futura yo cuando releas este blog, muajajaaa.

Luego de un buen desayuno, agarramos todo lo necesario para un día bien ocupado y salimos.

Primero íbamos a ir a una playa llamada “Whale Bay”, luego a un lugar llamado “Mermaid Pool” (que quedaba al lado de Whale Bay) y por último a visitar una catarata llamada “Whangarei Falls”.

El viaje de ida a Whale bay no era muy largo, así que decidí manejar yo. Fran anda con mucho dolor de cabeza y creo que es de la tensión de tantas horas de manejo.

Después de unas frenadas bien marcadas, un poco de miedo y un par de “De qué lado me pongo?!?!?!” a lo que fran respondía “del izquieroooo!”, todo fue perfecto. Al principio estaba un poco nerviosa, pero debo decir que no estuvo tan mal. Creo que me acostumbré viendo a Fran manejar, entonces me resultó más natural todo.

Con el sol pegando bastante fuerte llegamos a la playa. Con pastizales y flores en su entrada, el agua cristalina, la arena blanca y el mar super calmo daban ganas de quedarse a pasar ahí el día entero. Pero todavía no sentamos campamento, caminamos, nos metimos al mar (hasta las rodillas, jaja), inspeccionamos algas raras que parecían pequeños monstruos marinos y seguimos, ya que la travesía del día recién comenzaba.

Desde esta playa, supuestamente, si agarrábamos el camino correcto, llegábamos a “Whale bay”… pero la realidad es que no lo hicimos. Después de cruzar por una parte bastante profunda de agua donde había unas piedras que me cortaron mala onda la planta de los pies y a Fran le rasparon todo el tobillo, llegamos al camino que nos llevaba a “Mermaid pool”, FAIL.

Como ya eran las doce del mediodía, tiramos el toallón en la arena y comimos ahí. Cuando terminamos hicimos el camino en ascenso a estas piletas naturales tan particulares.

Las “Mermaid Pool” son unas piletas que se arman en el medio de unas rocas al lado del mar. Hay que tener cuidado cuando esta la marea alta o el clima tormentoso porque las olas pueden llegar hasta adentro de estas piletas (así es como se mantienen llenas de agua).

El camino hacia ellas fue la caminata más complicada que hicimos hasta ahora en toda la vida. Es super, pero super empinada y super pero super resbaladizo el terreno. No hay escaleras ni senderos armados, solo unas sogas atadas a unos árboles que son más que útiles en las pendientes de casi 75 grados. Mientras subía pensaba dos cosas: “espero que esta soga resista mi peso” y “cómo voy a hacer para bajar esto con mi vértigo”.

Cuando llegamos arriba de esta pequeña montaña hicimos la parte más fácil de la caminata, ya que era todo llano y lleno de vegetación que nos cubría del sol. Hasta que, obviamente, empieza a descender. Igual esta última parte es bastante más simple que el primer tramo de subida, tenía un pseudo caminito y no era tan empinado.

Llegamos a la parte rocosa y ahí es donde empezó el dolor! Estaba descalza porque mis zapatillas al estar lisas patinan muchísimo. Pero fue un error no ponérmelas en esta parte porque las piedras de “Mermaid pool” son muy irregulares y filosas entonces lastiman bastante los pies. Otro dato a agregar es que son negras, y con el sol a todo vapor encima nuestro quemaban como la reyutaquelaspa***.

Lo mejor de todo es que Fran iba caminando adelante mío re pancho, también estaba descalzo, y yo atrás iba sufriendo como la mejor. Entonces me hice la dura y seguí bajando así en patas.

Llego un momento que me quería poner a llorar, miraba a mi alrededor y lo único que veía era piedras y más piedras. Creo que ahí Fran se dio cuenta de mi dolor y me dijo que nos sentemos y que nos pongamos las zapatillas. La decisión más sabia y obvia.

Seguimos un poco más, ahora sí ya no me dolía nada, y llegamos a la parte mas linda de las piletas. Por suerte había re poca gente y nos pudimos meter super tranquilos a esta piletita.

Cuando volvíamos una chica se ofreció sacarnos unas fotos, fue muy gentil de su parte.

Emprendimos el regreso, ahora con las zapatillas puestas, es que mis pies ya estaban tan sensibles que me dolían hasta cuando pisaba pasto. Igual me las tuve que sacar cuando empezamos a descender la parte más dificil de casi 75 grados de inclinación. Por suerte las sogas me salvaron la vida porque en una me pegué un super patinón y quedé agarra de la cuerda onda re película de acción. Lo más gracioso fue cuando me empecé a patinar lo escucho a Fran que me dice de atrás, “Aldi agarrate bien que ahí voy” y escucho que empieza a bajar re Indiana Jones al rescate. Menos mal que estábamos solos porque estaba toda despatarrada agarrada de la soga riéndome a carcajadas en el suelo. En fin, ese fue el momento que decidí sacarme las zapatillas otra vez y que me duelan un poco los pies pero por lo menos no morir.

No tengo video del momento Indiana Francisco Jones, pero este ejemplifica bastante bien lo que me imagino fue. Nos faltaba el gomón amarillo y listo.

Me sentía una exploradora del mundo mientras bajaba colgada solamente agarrándome de la soga.

Con mucho cuidado llegamos a terreno horizontal, festejamos con un pequeño baile y seguimos.

Medios tristes porque no habíamos encontrado el camino a “Whale bay”, empezamos a caminar de regreso al auto. En eso vemos que una pareja sale de un caminito escondido a unos cuantos metros de nosotros. Nos acercamos y a los pocos metros de entrar por ese camino nos damos cuenta que este era el camino a Whale Bay.

Muchas escaleras subiendo y bajando, toda una caminata por montañas donde por momentos se ve de un lado las playas de arena color negra y del otro lado la playa de arena color bien blanca.

“Playa de arena negra”

Caminata hermosa para hacer!

Nos desviamos para ir a un mirador que había antes de llegar a Whale Bay. Ahí nos sacamos unas fotos. No nos quedamos mucho porque era muy chiquito el lugar y ya había bastantes personas, pero nos hubiese gustado sentarnos un rato en el banco mientras mirábamos las playas y los riscos.

Llegamos a la playa y era realmente paradisiaca. Lo mejor es que no había muchas personas. Así que pusimos todas nuestras cosas bajo un arbolito y nos fuimos a tirar de cabeza al mar. Bien fresquitos tiramos nuestras mantitas en la arena y nos recostamos para disfrutar del paisaje.

Fran se quedó dormido y yo me puse a leer. En el medio recibo mensajes de mi papa super contento que River le había ganado a Boca.

Descansamos un buen rato y tipo cuatro decidimos volver. Si bien estábamos un poco cansados, disfrutamos un montón hacer nuevamente el camino de regreso, eran increíbles las vistas que teníamos.

Por último nos quedaba pasar por “Whangarei Falls”, así que allí fuimos. Yo estaba media fiaca de hacer esta última parada pero suerte que decidimos ir porque tenía una caminata muy fácil de hacer con una vista hermosa de las cataratas. Valió la pena de verdad.

Algo que también habíamos pensado de hacer era pasar por una reserva donde había unos arboles kauri. Pero ya estábamos muy cansados así que luego de ir a comprar unas verduritas nos fuimos a la casa a cocinar y luego dormir.

Hoy la cena fueron unos fideos con salsa de tomate para chuparse los dedos!

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